Museo etnológico
Museo etnológico - La escuela y los aperos

Museo etnológico
Museo etnológico - La cocina

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Museo del pueblo de Santa María de Huerta que desde el año 2014, recoge herramientas, útiles y aperos de nuestras actividades y costumbres de los siglos XIX y XX donados por los vecinos del pueblo y que se va incrementando cada día con nuevas aportaciones de piezas y enseres.

 

"¡Que mejor homenaje a nuestros antepasados que mantener viva su memoria conservando pequeños detalles, que en su momento, formaron parte de sus vidas!.

¡Que mayor orgullo para sus descendientes que recordar la anécdota, que sin duda, va a sociada a cada uno de los recuerdos!. Nuestro agradecimiento a todos los vecinos que lo han hecho posible compartiendo sus enseres"

 

Ubicación: Antiguo edificio del ayuntamiento, calle Santa Magdalena Sofía, junto al botiquín farmacéutico.

 

Visitas guiadas: Acompaña personal del ayuntamiento. Para visitar llamar al 975 327006

 

LO QUE FUERON LAS ALFORJAS

 

¿Eres alforja o alforjas?

Yo alforjas te he conocido

porque tienes tú dos ojos

y los dos son parecidos.

 

Cuando te sacan de casa

te tratan con todo mimo

que no se salga la bota

que no se rompa el botijo.

 

Sales con los ojos llenos

merienda de campesino

a lomos de un buen caballo

de una mula o de un borrico.

 

En uno de tus dos ojos

una bota con buen vino

un gran botijo con agua

para mitigar el estío

y en el otro la merienda

que sino es la yo cuento

será algo muy parecido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La tortilla de patata

la española la decimos

y en la misma fiambrera

los chorizos y el tocino

copn media hogaza de pan

por barba o por campesino.

 

En un talego con rayas

meterán todo el avío

también el ojo contrario

de casa lleno ha salido.

 

Y cuando llegue la tarde

y el sol se haya oscurecido

a ti ya te habrán dejado

como la pasa de un higo.

 

De tanto bambolearte

y tanto te habrán movido

que se quedan las alforjas

igual que un saco vacío

porque el vino y la merienda

habrá desaparecido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ya no pareces la misma

la que de casa ha salido

se te acabó la merienda

y se acabaron los mimos.

 

Cuando regresas del campo

después del día cumplido

vendra el botijo sin agua

la bota no tiene vino

pero  será un día mas

que tu misión se ha cumplido.

 

Hay otra señora alforja

de otros modales más finos

que nada tuvo que ver

con la que usó el campesino.

 

Era aquélla de colores

de lana de mil estilos

hecha a mano con agujas

y los flecos a ganchillo.

 

Estas iban a las ferias

a fiestas y a mercadillos

pero apareció el tractor

y quedasteis en olvido.

¡Adios alforja o alforjas!

ya no te echaré en olvido.

 

Antonio Lázaro. Mis poesías. Selección. 1999  

 

 


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